La opinión de la Guía Michelin
Fruto de la concienzuda labor de un río subterráneo durante 90 millones de años, estas cuevas empezaron a ser inspeccionadas en 1938. La visita (a lo largo de más de 3 km) empieza por la Grave, una gigantesca sima de 60 m de profundidad y 100 m de longitud, vistosamente atravesada por un rayo de luz natural: es la única sala comunicada con el aire libre (fíjese en los árboles que se distinguen desde la abertura y que parecen tan pequeño). Destaca en particular la espectacular cueva Blanca y sus fascinantes formaciones de alabastro.