Hasta llegar a El Maray, el valle de la Quebrada de Escoipe se va encajonando entre montañas cada vez más altas que dejan entrever una tierra oscura y roja cubierta, en verano, de una densa vegetación. Aquí y allá surgen unos altos cactus llamados cardones. La subida a la cuesta del Obispo se complica seriamente al pasar el pueblo: un desnivel de 1 200 m a cubrir en 20 km de curvas cerradas entre pendientes agrietadas y precipicios que llevan hasta su punto culminante, la Piedra del Molino.