Erizada de torretas, hastiales escalonados, chimeneas y parapetos almenados, la blanca silueta del castillo de Blair se yergue orgullosa sobre las boscosas laderas de un enclave de gran importancia estratégica, ya que por aquí pasa una de las vías de acceso al corazón de las Tierras Altas de Escocia. Construido a finales del s. XIII, el castillo ha ido evolucionando con el paso del tiempo, como queda patente en su diversidad de estilos.