El valle del Asco, excavado por impetuosos torrentes en las altas montañas corsas y comunicado por una sola carretera sin salida (D 147), alberga en sus bosques y agrestes desfiladeros -no se pierda los del Asco- una fauna original con especies en ocasiones endémicas: quebrantahuesos, trepadores y, sobre todo, muflones. Enebros y flores silvestres alfombran las profundas gargantas mientras que los bosques de pinos laricios y marítimos dan verde al valle alto.