Una carretera muy agradable atraviesa el valle del río Ourika. Al principio los paisajes son amplios y frondosos, repletos de árboles frutales, pero a partir de Aghbalou el relieve se va haciendo más escarpado, como anunciando ya la proximidad del monte Oukaimeden. Por el camino puede pararse en alguno de los restaurantes instalados a lo largo de la carretera, o bien coger la caña e intentar pescar alguna trucha en las facundas aguas del Ourika.