Fatiga y conducción: ¿cuáles son los riesgos y cómo evitarlos?

La somnolencia aumenta en un 8% el riesgo de tener o provocar un accidente. Además, es la primera causa de muerte en autopista y provoca uno de cada tres accidentes mortales. ¿Cómo podemos reconocer las señales de somnolencia y cómo podemos evitar quedarnos dormidos al volante? Estos son nuestros consejos.
Fatiga y conducción: ¿cuáles son los riesgos y cómo evitarlos?
©AndreyPopov/iStock

Fatiga y somnolencia: ¿qué riesgos causan al volante?

La fatiga es un estado fisiológico que dificulta la concentración. Por otra parte, la somnolencia (o hipovigilancia) se puede definir como la dificultad para permanecer despierto, lo que aumenta el riesgo de quedarse dormido.

La fatiga, una de las principales causas de accidentes

No existe un instrumento para medir la fatiga de un conductor, pero sí se sabe que conducir con fatiga implica el mismo riesgo que conducir en estado de embriaguez. De hecho, según el director de Seguridad Vial, conducir después de 17 horas de vigilia activa equivale a tener 0,5 g de alcohol en sangre.

La mínima pérdida de atención puede ser fatal

Aunque hay que distinguir entre fatiga y somnolencia, ambas situaciones conllevan riesgos para la seguridad del conductor, sus pasajeros y otros conductores. De hecho, ambas producen una pérdida de atención que afecta a la capacidad de juicio y a los reflejos que puede resultar mortal.

La fatiga se produce principalmente por la falta de sueño, pero también puede estar relacionada con el exceso de trabajo. La somnolencia puede deberse a un cansancio excesivo o se puede originar por una comida demasiado copiosa, el consumo de alcohol o los efectos de algunos medicamentos. La somnolencia puede provocar microsueños, que duran menos de cinco segundos.

¿Cuáles son las señales de advertencia?

Los principales signos de la fatiga son el picor en los ojos, así como la rigidez de cuello y espalda. Las principales señales de la somnolencia son los párpados pesados, los bostezos seguidos y el entumecimiento progresivo. En este último caso, hay que tener mucho cuidado: la transición de la vigilia al sueño es tan rápida que puede suceder sin que usted se dé cuenta. Se despierta sobresaltado después de unos segundos, con la impresión de haberse quedado en blanco y será afortunado si no ha provocado ningún accidente durante este lapso de tiempo.

¿Cómo evitar el cansancio y la somnolencia al volante?

El cansancio y la somnolencia no son inevitables. Lo mejor es evitar conducir cuando se está agotado, bajo medicación o se ha hecho una comida copiosa. Cuando esto no es posible, hay que estar alerta y atento a la dificultad de concentración en la conducción.

No subestime las señales de advertencia de fatiga o somnolencia al volante: incluso si hace todo lo posible para mantener los ojos abiertos, eso no impide que su cuerpo pida un descanso. Para limitar los riesgos, siga estos consejos:

  • Salga descansado, tanto por la mañana, sin levantarse más temprano de lo habitual, o entre las 16:00 y las 24:00 horas.
  • Haga una comida ligera antes de conducir.
  • Haga un descanso de 20 minutos cada 2 horas. Ese es el tiempo que el cuerpo necesita para recuperar el 50% de sus fuerzas.
  • Si es posible, deje que le sustituya otro conductor.
  • Si está tomando medicamentos, consulte las instrucciones y conduzca solo si no le provocan somnolencia o cuando hayan pasado sus efectos.
  • No conduzca demasiado rápido.

Importante: Dado que la velocidad obliga al cerebro a procesar más información, conducir rápido es más agotador que conducir a una velocidad moderada.

Cuando se sienta al volante, es fundamental que esté despejado. A menudo, el ritmo regular del coche y el largo trazado de la carretera tienen efectos soporíferos que favorecen la somnolencia. No subestime los riesgos relacionados con la fatiga al volante: ¡descanse antes de ponerse en marcha!