Este monasterio, que ostenta la máxima categoría dentro de la jerarquía ortodoxa, la Laura, es un homenaje de Pedro I el Grande al príncipe Alejandro Nevski, que venció a los suecos en estos parajes en 1240. Este magnífico conjunto, iniciado en 1710 pero que se terminó mucho después de la muerte del zar, incluye 11 iglesias y 4 cementerios. Es un auténtico museo al aire libre y todo un panteón de la cultura rusa.