Este edificio -de origen carolingio, remodelado en época gótica y restaurado en 1915- está rodeado de lápidas funerarias de los ss. XVII y XVIII. En el interior hay otras piedras sepulcrales labradas, un bello púlpito de madera pintada de 1536 e interesantes vestigios de frescos del s. XIV (a la derecha del presbiterio).