Su construcción comienza en 1496 y en ella participaron dos célebres arquitectos, Jacobo Florentino hasta 1526 y Diego de Siloé posteriormente. Si la magnífica portada plateresca de la iglesia es impresionante, al entrar se asombrará por la riqueza de la cabecera, soberbiamente iluminada por las ventanas del crucero y el cimborrio. Descubra este magnífico ejemplo del Renacimiento español que cuenta con un retablo que es toda una joya de la escuela granadina.