Los Pirineos catalanes forma una barrera natural salpicada de profundos valles transversales. Cada uno de ellos tiene su propia personalidad, su propia historia y un rico patrimonio románico que se desarrolló durante el s. XI. Podrá descubrir este último en las iglesias del valle de Bohí, del monasterio de San Juan de las Abadesas o de pueblos como Beget. La zona es conocida también por su gastronomía y por las actividades deportivas que, como el senderismo, pueden practicarse en sus cinco parques naturales.