Esta casa familiar abrió sus puertas en 1951 como una sencilla taberna marinera, donde se despachaba manzanilla a los curtidos pescadores del barrio Bajo de Guía; con el paso de los años, Fernando Bigote y sus hijos fueron ampliando el negocio. Actualmente dispone de una taberna típica y dos salas de ambiente neorrústico con detalles marineros, destacando la del piso superior por sus vistas a la desembocadura del Guadalquivir. Ofrece deliciosas frituras, guisos marineros, pescados de la zona y, sobre todo, unos espectaculares langostinos, siendo este un producto que ha marcado su identidad.