Este pequeño y coqueto restaurante situado en un mercadillo está siempre a rebosar. Sus almuerzos, sencillos, siguen una filosofía que podría resumirse en “se sirve mientras hay”. Nosotros recomendamos el menú degustación, con una buena relación calidad/precio. La cena, más ambiciosa, se sirve tres veces en semana. No tienen licencia para vender alcohol: si quiere vino, llévelo.
- Los inspectores de la Guía MICHELIN