En una encantadora calle del pueblo de los pintores, el frente de este bistró de atmósfera informal –regentado por la misma pareja desde hace una década– se reconoce por su bonito color vino. Sus dos salas –una recubierta de madera, la otra vestida de piedra– están siempre a rebosar por mor de una cocina tradicional compuesta por generosos platos de bistró. Terracita en el patio.
- Los inspectores de la Guía MICHELIN